El nuevo Modelo Educativo anunciado el pasado lunes por el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, contempla conceptos básicos propuestos desde los años 70s. Desde entonces, sexenio tras sexenio la educación sigue siendo la bandera de finales de cada gobierno.
     Bajo el lema populista “Si la leche es poca, al niño le toca”, el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez a inicios de los 70s, vio como prioritario el relanzamiento de un nuevo modelo educativo al través de la alimentación, se crearon los desayunos escolares y de distribuyó desde el gobierno a todos los planteles del país una fórmula láctea que, de acuerdo con la visión de la federación, mejoraría las condiciones físicas y mentales de los menores para presentar mejor aprovechamiento y los resultados se verían a futuro.
     Para 1976, en pleno gobierno de José López Portillo, después de llevar a cabo un diagnostico educativo, se declaró prioritaria la educación preescolar y se puso en marcha el Programa de Educación para Todos, el PET, cuyo objetivo fue atender a todos los niños que demandaran la escuela primaria, impulsando con ello las bases para alcanzar la educación superior, se creó la Universidad Pedagógica Nacional, UPN y en 1978 el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica CONALEP.
     Para el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, de 1982 a 1988, bajo el concepto básico de “La Renovación Moral” y desde entonces “El Combate a la Corrupción”, se planteó la educación como un soporte básico para la transformación social y un medio para orientar valores, se aseguró la educación elemental de diez grados a toda la población, se cubrió casi la totalidad de la demanda de matrícula en enseñanza media y superior, el Secretario de Educación Pública Jesús Reyes Heroles se dio a la tarea de reorganizar la secretaría y encarar la realidad, pues había más egresados de escuelas normales pero el nivel fue muy bajo.
     Para 1999, con Carlos Salinas de Gortari y los tecnócratas en el poder, la educación se asumió como prioridad, pero la SEP tuvo dos titulares más interesados en la presidencia de la república que en la educación, como fueron Manuel Bartlett Díaz y Ernesto Zedillo Ponce de León, en este sexenio se dio origen a la carrera magisterial que buscó incentivar a los maestros, pero siempre bajo la tutela de los sindicatos cuya corrupción aumentó plazas y aviadores, disminuyendo clases.
     El primero de diciembre de 1994, el ex secretario de Educación Ernesto Zedillo tomó el poder luego del crimen de su jefe Luis Donaldo Colosio Murrieta, dedicó a la política educativa la mayor prioridad, se alcanzó la mayor proporción de recursos federales destinados a la educación en la historia, pero no pudo acabar con la corrupción sindical liderada por Elba Esther Gordillo, hoy en la cárcel.
     En el 2000 llegó el panista Vicente Fox Quezada y utilizó la educación para su escaparate tecnológico con “Enciclomedia”, que no llegó a todos los salones del país como lo había planteado, así como tampoco el reparto de tablets que dijo revolucionarían la educación, que por cierto no fue prioridad en el gobierno de la dicharacha y la frivolidad.
     El también presidente del PAN Felipe Calderón Hinojosa dejó el sistema educativo en un ejemplo internacional de lo que está muy mal, por primera vez se acuñó el término “Ninis” para los jóvenes que ni estudian ni trabajan, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE, evaluó que para 2012 la proporción de jóvenes entre 15 y 29 años de edad que no estudian ni trabajan aumentó año con año durante su mandato, México se convirtió en el país donde la educación es demasiado cara y los resultados muy malos, pues quedamos entre los países con el peor y más bajo nivel educativo de América Latina, aún por debajo de Haití.
LOS AUGURIOS DE NUÑO
     Según el nuevo modelo educativo de Aurelio Nuño Mayer, el idioma Ingles es una prioridad que dejará resultados, cuando en su vida académica un joven que cursa desde el preescolar hasta la carrera lleva por lo menos 8 años de idioma ingles y no sale del verbo “to be”. Pero lo mejor de todo es la visión futurista del secretario que afirmó que los resultados se verán dentro de diez años, claro, para ese entonces no habrá a quien reclamarle.
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